En el episodio 4 de “Dominicanos A Simple Vista” conocemos a Ana Villalona, bodeguera quien llegó a Nueva York con el único fin de llevar un regalo del día de los enamorados, pero que terminó quedándose en la gran manzana por amor. Con una gran sonrisa, Ana nos comparte su curiosa historia junto a su esposo, quien la motivó a quedarse en Nueva York en San Valentín 1988.
Ana nos cuenta cómo comenzó su bodega “La Bonita” 20 años atrás, cuando finalmente su familia pudo adquirir un lugar después de trabajar por los barrios de Nueva York en un carrito por 7 años. Fue luego de un arduo trabajo junto a su esposo y sus niñas pequeñas, que su familia pudo establecerse en este negocio.
Más adelante, Ana nos habla sobre su experiencia sacando a su familia a flote después de la muerte de su esposo por un cáncer con el que habían luchado por 6 años. “(Su esposo) me enseñó muchas cosas”, nos cuenta y luego admite que no deseaba ser bodeguera hasta que fue influenciada por su esposo, a quien le gustaba grandemente. Según Ana, se siente muy feliz de su decisión pues pudo criar a sus tres hijos y pagarles sus respectivas universidades. Todo producto de trabajo duro, organización y dedicación para brindarle un futuro digno, con los recursos suficiente para su familia. Una de sus hijas, Melissa Melo, dice de su mamá que “Aunque ella ha pasado por mucho, ella no se da por vencida”. Ana luego confirma sus palabras al contarnos cómo se despierta cada día contenta al llenar su bodega y lo feliz que es con sus empleados.
Definitivamente, Ana Villalona es una madre dominicana luchadora, valiente y ejemplar. Opina que cada madre dominicana tiene en común que son mujeres luchadoras y fuertes, “Salimos sea como sea a trabajar” para el bien de la familia. En especial en Nueva York, un terreno desconocido en donde pueden enfrentarse a grandes obstáculos.