En el primer episodio de “Dominicanos A Simple Vista” edición Nueva York, conocimos a la abogada y activista de los derechos humanos Angela Fernández, quien nos encaminó por las calles de Washington Heights compartiéndonos su interesante historia como hija de una mujer dominicana y un padre español inmigrantes y como esto la ha moldeado en la profesional que es hoy en día.
Los padres de Fernández entraron a los Estados Unidos con visa, en donde permanecieron indocumentados durante el año 1970. Sin embargo, a diferencia de los inmigrantes dominicanos en la actualidad, los padres de la abogada pudieron conseguir su “green card” rápidamente ya que las leyes migratorias de aquel entonces eran mucho más abiertas. Era muy fácil regularizar su estatus. Por esta razón, Angela pudo disfrutar del “Sueño Americano” y sus diversos privilegios, cuestión que los dominicanos actuales no comparten en Estados Unidos.
Estas dificultades motivaron a Angela Fernández a abogar para los derechos humanos de los inmigrantes en Nueva York. Al ver el sufrimiento de sus padres, su abuela y la capacidad de los inmigrantes en la gran manzana, Fernández descubrió su llamado a ayudarles a obtener su deseado y merecido “Sueño Americano”.
La abogada también nos compartió el rol notable del inmigrante dominicano en la ciudad de Nueva York. “Nosotros somos el motor de la economía y de la cultura de esta ciudad”, aseguró Angela Fernández. Los dominicanos somos el grupo más grande de inmigrantes en todo el estado, “No puedes entrar en ninguna industria sin ver a un dominicano trabajando” confirmó Fernández. A pesar de esto, solemos ser invisibilizados. Según opina la abogada, se debe a que no existe suficiente “bulla” en el reconocimiento por parte de estos inmigrantes, sobre su nacionalidad dominicana, en el arduo trabajo que realizan en Estados Unidos.
“Nosotros estamos aquí. Estamos involucrado en todos los niveles de la ciudad de Nueva York”.
Más sobre Fernández
Su madre fue una dominicana que, junto a sus primos, luchó contra la ocupación norteamericana en 1965, y que en busca de mejor vida emigró a España donde conoció a su esposo, un luchador contra la dictadura de Franco. Ambos emigraron a Estados Unidos donde ella nació y desde temprano tuvo que trabajar para poder hacerse profesional.