Marilú Galván y Manuel Acevedo nos demuestran que "hay que guayar la yuca" pero se puede alcanzar el éxito en EEUU

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Una pareja de esposos dominicanos que llevan el espíritu de nuestra patria en sus venas, dignos de escuchar para recapacitar y aferrarse a los sueños. La profesora Marilú y el doctor Manuel ya tienen más de 60 años viviendo en Washington Heights y con mucho cariño, nos cuentan su historia de amor y superación en Estados Unidos. 

Marilú de 72 años es una educadora retirada, directora y fundadora del Centro Cívico Cultural Dominicano, centro que busca enriquecer y empoderar a jóvenes y adultos a través de las artes y la cultura dominicana. 

Galván llegó a Washington Heights cuando apenas era una adolescente de 13 años con ganas de darle batalla a eso que se había convertido en una barrera para entrar a la universidad: hablar correctamente el idioma inglés. Y la dio como toda una luchadora, el día de hoy confiesa que se siente feliz de su acento al hablar, ya que piensa que le favorece porque la identifica como dominicana y por eso, lo lleva con orgullo. 

«Es muy importante que nuestra comunidad reconozca la importancia de la educación. Lo que usted aprende no se lo va a quitar nadie, aunque usted vaya desnudo».

Por su lado, Manuel, es un destacado cirujano dominicano que llegó a Estados Unidos para hacer una maestría y se convirtió en el mismísimo director del Departamento de Traumas del Hospital de El Bronx. En sus inicios fue Chief Resident en Sydenham Hospital y en el Hospital de Harlem fue Asistente Clínico de Profesor de la Facultad de Medicina de Columbia University. ¡Un curriculum digno de admiración! 

Pese a que nació de una familia sin recursos, fue el primero en ir a la universidad, en salir del país a hacer una maestría y en graduarse como Cirujano Emeritus. Luego de esto, obtener el título de profesor en la Universidad de Columbia, es su más preciado logro. Acevedo asegura que sí, que se puede, destacando que se necesita ímpetu, dedicación y disciplina, pero sí se puede.

«Nunca olvido de dónde vengo, todavía sueño con República Dominicana». Un episodio sin desperdicios, digno de ver para aprender.